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25 Imperialismo y recursos energéticos Las potencias colonizadoras de los siglos XV a XVIII se caracterizaron por implementar un orden caracterizado por la violencia que les permitiera mantener cierto nivel de explotación sobre los territorios y los pueblos ocupados. Por su parte, el colonialismo moderno impuso una impronta especial: las materias primas halladas en el Lejano Oriente y las Américas se encontraban ligadas a un industrialismo que aún dependía de la labor artesanal, por lo que con el advenimiento de la Revolución Industrial y sus avances en maquinarias, en el uso de la electricidad y el surgimiento de nuevos medios de transporte, como el ferrocarril y el barco a vapor, re- quirieron de una explotación a gran escala de recursos naturales de tipo mineral, como hierro, carbón y cobre. Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Ale- mania, Japón y Estados Unidos, entre otros, fueron los países que, por su avance en tecnologías mecánicas y eléctricas, se convirtieron en los ma- yores consumidores de recursos energéticos y productores industriales. Lo anterior dio origen a la etapa imperialista pues, dado el agotamiento de las reservas minerales propias y el endurecimiento de las leyes labora- les en algunos países de Europa y en Estados Unidos, las naciones indus- trializadas tuvieron que empezar a explorar nuevos territorios en busca de recursos naturales. Así, a finales del siglo XIX, América Latina, África y Asia se convirtieron en los proveedores del 40 % de la materia prima mundial y las potencias industriales invirtieron más del 50 % de su capital económi- co en la explotación de recursos naturales. Esto condujo a la aparición de la producción en masa y a la masificación del consumo, lo cual ayudaría a establecer una homogenización cultural y social alrededor de las prácticas industriales y a fundamentar una división entre los países industrializados y los países proveedores de materia prima. Dependencia ineludible La etapa del imperialismo evidenció la conexión directa entre las nocio- nes de desarrollo e industrialización , impuso unas relaciones de depen- dencia entre la región colonizada y la metrópoli; es decir, la colonia no podía alterar de ninguna manera la dinámica explotadora y productora del país colonizador. A nivel internacional, se estableció un orden que limitó la disputa por los recursos naturales entre las potencias imperiales, ya que se consideró que el derecho de propiedad sobre los territorios co- lonizados era inalienable ; sin embargo, esto no evitó que se presentaran enfrentamientos entre las potencias, los cuales desencadenarían las dos guerras mundiales del siglo XX. A pesar de que la Segunda Guerra Mundial representó el final de las pre- tensiones colonizadoras y el ascenso de Estados Unidos como una poten- cia global , las relaciones entre los Estados-nación continuaron marcadas por la dependencia, pues era innegable el predominio de los países del Primer Mundo, dado el acceso que estos tenían a la alta tecnificación y el retraso industrial de los países tercermundistas. Así las cosas, si un país del Tercer Mundo quería mantenerse competitivo en el mercado internacio- nal, tenía que continuar exportando materias primas; y si quería tener ac- ceso a los productos y tecnologías que se desarrollaban a partir de aque- llos recursos, tenía que entrar a negociar con los países industrializados y sus empresas. La máquina de vapor o motor de combustión interna agilizó los procesos productivos e incrementó el uso de carbón. Las primeras explotaciones de petróleo se hicieron en 1859; inicialmente, se utilizó como aceite para iluminar. Evidencias: • Describe el impacto ambiental, económico, social y político que ha tenido la minería legal e ilegal, a partir del estudio de casos provenientes de distintas fuentes de información.
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