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31 Literatura - Teoría literaria La sátira de Villon se presenta de principio a fin en su poesía. Para Villon, la muerte toca la puerta de ricos y pobres, hermosos y feos, poderosos y débiles. La vida terrenal es trágica y solo la luz divina es la salvación. François Villon (Francia, 1431 – 1463) Poeta francés del siglo XV, cuya poesía satírica marca un hito en la literatura medieval y se convierte en el primer vestigio de la poesía maldita. La agudeza de su poesía se funda en trastocar los ideales medievales y aplaudir la vida vana. Su condena a la horca inspira muchos de sus poemas. Formular preguntas Escribe tres preguntas que puedan responderse con lo que has aprendido en esta página. Intercámbialas con un compañero. Herramientas para aprender Los juglares y las juglarías Descendientes de los aedos y los rapsodas griegos y de los bardos celtas, los juglares medievales aparecieron entre los siglos XII y XV, como poetas populares que cantaban historias en su lengua vernácula, acompañados de música y malabares. Deambulaban por las calles presentando escenas románticas que simbolizaban el amor cortés y el caballero enamorado , quien debía pasar una serie de avatares hasta conquistar el amor de una dama. También, representaban a clérigos y abades que gustaban del licor, las fiestas, el juego y las mujeres; estos cantos tenían un trasfondo profundamente satírico y picaresco . Uno de los juglares reconocidos fue el parisino François Villon, con un discurso poético mordaz que expresa su visión sobre la muerte , el pecado , el amor efímero, la trágica y enferma vida terrenal , el poder de la salvación , su pasión por los placeres de la vida e, incluso, sus tendencias hacia la criminalidad , que confiesa con remordimiento . Lee un poema de Villon y detalla los elementos satíricos y picarescos. El gran testamento Viendo estos cráneos y estos restos, en el osario amontonados, pienso que fueron magistrados. O recaudadores de impuestos; fueron acaso comerciantes. Todos tienen igual historia, pues de obispos o mendicantes. Aquí no se guarda memoria. Unos de estos cráneos, en vida, ante los otros se inclinaban; unas cabezas gobernaban, otras eran plebe rendida. Todas a su fin han llegado, reunidas en montón siniestro. Señoríos les han robado... Ya nadie es clérigo o maestro. Murieron. ¡Dios tenga sus almas! Sus cuerpos están ya podridos. Lo mismo señores que damas, delicadamente nutridos. Con sopas, cremas y jamón, trocaron en polvo sus huesos, polvo sin risas y sin besos... ¡El buen Jesús les dé perdón! Villon, François. (1982). Poesía . Bogotá: Oveja Negra.
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