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12 Literatura Antología El carro fantasma Se encontraba una señora agonizando en la ciudad de San Martín, departamento del Meta, mientras su marido se hallaba trabajando en un lugar muy apartado de allí, llamado Matupa. Sucedió que a eso de las once de la noche pasó por Matupa un viajero que iba rumbo a Villavicencio y le dio la mala noticia al trabajador: que si deseaba ver a su esposa con vida, tendría que llegar antes del amanecer, pues según el diagnóstico del médico, ella no podría ver la luz del próximo día. El pobre hombre no sabía qué hacer, ya que el transporte en ese lugar era muy escaso. Salió a la carretera y le pidió a Dios que pasara por allí un carro que lo transportara hasta su hogar, para besar a su esposa antes de que se cerrara sus ojos para siempre. De pronto, se proyectaron en la distancia los faroles de un vehículo viniendo hacia él y, en menos de lo que calculó, llegó y se detuvo a la señal que le hizo. El afligido esposo cayó de rodillas, suplicándole al conductor que lo llevase a San Martín, que su esposa estaba murien- do. ¡Súbase!, dijo secamente el conductor, quien vestía rigurosamente de negro e iba en un carro de color negro metálico. Pero esto no impresionó al desesperado esposo, mas quedó tan pas- mado, que con todo el deseo que tenía de llegar a la ciudad volando, en un abrir y cerrar de ojos estuvo viendo las primeras luces de San Martín. No era posible, ¿cómo llegó en un segundo?, ¿cómo sobre- pasó el vértigo de las distancias? Pero no tuvo tiempo de hacerse una tercera pregunta, porque el conductor ordenó terminante: ¡Bájese!, no pregunte nada, corra lo más veloz que pueda antes de que el carro estalle en mil pedazos y agradezca que no me lo llevé, porque su amor es capaz de vencer la muerte. Y cuando dijo esto, vio con espanto que el chofer era un esqueleto forrado en ropas negras de satín. El hombre salió disparado del vehículo y corrió cuanto se lo per- mitieron sus piernas. Entonces, escuchó un estallido tan fuerte que sacudió la pampa y a todos sus habitantes sabaneros. Aquel hombre no paró en su veloz carrera hasta llegar a su casa, donde cayó des- mayado, tanto por el susto como por el agotamiento de la carrera. Cuando recuperó el conocimiento, lo primero que vio fue a su mu- jer atendiéndolo. Fue un milagro increíble; tan pronto él cayó des- mayado, ella se levantó del lecho de muerte como si no hubiese estado agonizando. Adaptado de FIERRO, Reinaldo. El carro fantasma . En: Cuatro caballos del tiempo . Bogotá: GM Editores, 1998. afligido: triste, melancólico. terminante: claro, preciso, que no admite discusión. Glosario ¿Qué hubieras hecho en el lugar del hombre para llegar a tu destino si no hubiera pasado el carro? Mientras lees Realiza el Taller de comprensión de lectura crítica, pág. 208.

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