TAZ_ElPequenoQuijote
26 quedaran impresionados por su belleza, el jo- ven Alfonso se puso de pie y dijo en voz alta: Querida doncella, hermosa como los campos de choclo. Juro protegerla ante todo mal, librarla de toda tarea de Matemática o Inglés, y ayudarla contra nuestros grandes enemigos: los exámenes. Y quede de mí, como promesa ante vuestra beldad, que protegeré también al débil y ayudaré al necesitado, pues así actúan los más valientes caballeros. He dicho. Las risas fueron inmediatas. ¡Qué digo ri- sas! ¡Chillidos! Aquella vez voló no solo la mo- chila, también atravesaron los cielos del salón cuadernos y lápices, cayeron después zapatos, aviones de papel, mandarinas, manzanas, y hay quien cuenta que vio medio sándwich y una empanada surcando los aires con dirección al trastornado compañero. Ni siquiera el Flaco Vargas pudo detener el escándalo. El desastre fue tremendo.
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