Lectora de sueños
18 objeto. Pasa todo el día con él, míralo, tócalo con respeto. Si confía en ti, te contará su historia du- rante el sueño. Los objetos pueden ser muy tími- dos, ¿sabes? Y te cuente lo que te cuente, debes escribirlo. Si no lo haces, habrás traicionado su confianza, lo habrás insultado al insinuar que su historia no es interesante, les pasará la voz a otros objetos y nunca más te contarán nada. Chloé se dirigió silenciosa a la puerta con su bolso lleno de lo que consideraba basura y con unas indicaciones de lo más descabelladas. Antes de salir, A. O. le dio una última indicación: —Una cosa más. Te aconsejo que le dediques como mínimo una semana a cada objeto. Tienes que contar su historia con dignidad. Nunca te con- tentes con la primera versión. Léela varias veces. Ponte en el lugar de un lector que no sabe nada al respecto. Revisa el vocabulario, la gramática. Cuando creas que está listo, ven y muéstramelo. Yo le daré las últimas correcciones. Un escritor tiene la obligación de respetar la historia que cuenta y a sus posibles lectores. El escritor que no corrige es tan tonto como el que no lee a otros. Chloé fue a su casa un poco decepcionada. Pensó que sus padres quizá tenían razón al decir que A. O. era una excéntrica… por no afirmar que estaba loca. Su madre la recibió con una sonrisa al llegar a casa. —¿Qué tal te fue?
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